Monday, August 06, 2007

El poeta ante la ventanilla de la casa de empeño

No tiene dinero, no tiene empleo, no quiere llegar a su casa, así, sin plata, sin tener algo que contar, algo que charlar mientras te sirven la cena -si es que hay algo que servir-. El poeta no tiene nada que contar, no puede decir como antes: fíjate que ocurrió esto, o tal se equivocó o aquel llegó tarde, creo que hoy trabajé mucho, pero valió la pena...Hoy no hay nada de eso, solo un rostro cansado, unos pies sudorosos y una ganas de llorar que ya no se contienen...

...El Poeta para entonces decide presentarse en la casa de empeño, entra, saluda al guardia, pregunta sobre quien lo puede atender, hace fila...Cuando por fin le llaman, el poeta se mete las manos a los bolsillos, se encoje de hombros, no tiene algo para empeñar. De hecho no tiene algo de valor para empeñar, solo sus poemas, pero estos, no los aceptan