Friday, July 30, 2010

Las Velas

Crónicas de un amante cargado de cafeína

Quien ama al amor como yo lo amo, sabe de lo que hablo, o de lo que hablaré, que es más correcto. Se cimbrará como yo lo hago al mirar el rostro suave de una chica de 20 años. ¿Cómo sabemos que es suave? de la misma manera que sabemos que el verano es generoso con la poesía. No hay cosa más hermosa que unos ojos cafés y un rostro blanco, limpio, humectado por la bondad de la juventud. Las chicas de 20 años huelen a sueños, a romance, a vida.

Hace tiempo jugaba a enamorar a las chicas a golpe de poesía. Algunas -las menos- se enamoraban con los versos apresurados que escribía en servilletas no precisamente blancas. Otras -las más- preferían bailar, pero como en esos tiempos en que se es joven y se es de izquierda y se cree uno descendido del parnaso no se vive o no se quiere vivir para otra cosa que no sea la poesía, yo prefería refugiarmen en la libreta y escribir durante la tarde y la noche. Así que la chica, que dudo mucho que fuera de izquierda, y que del parnaso jamás habría escuchado hablar, se buscaba a otro con quien irse a bailar. El novel poeta se quedaba solo y jugaba a enamorar a las estrellas.

Más tarde, cuando tuve edad para entrar a un bar me dispuse a acudir como todos, a la barra de uno de estos, pedí un trago, me ofrecieron cacahuates. Me senté en la mesa del centro, al final había un pista de baile. Pero nadie bailaba.

Con el paso de los minutos fueron llegando algunas chicas con minifalda y blusas verdaderamente provocativas, sonreían y se saludababn, otras se peinaban. Algunas más se probaban blusas a las vista de los pocos que estabamos en el bar. Yo tome más cacahuates del platito y saqué mi pluma y pensé en escribir algún poema. Pero no pude hacerlo porque la imagen de las chicas probándose la ropa no se iba de mi mente.

Al poco rato vino una de las chicas y me preguntó si se podía sentar en mi mesa. Le dije que sí. Ella preguntó que qué era lo que bebía. Havana 7 años, le dije. Ella me preguntó si le quería invitar un trago, le dije que sí. Charlamos sobre el ambiente del lugar, me dijo que más tarde se ponía mejor porque había baile. Supongo que no te gusta mucho el baile, me dijo. Yo le respondí que prefería charlar. Ella sin preguntarme si lo podía hacer, tomó mi libreta y comenzó a leer. Un poema, luego otro y luego otro. Son hermosos, dijo y volvió a leer desde el primero.

¿Te gusta la poesía? No leo mucha poesía, pero me gustan mucho las canciones de amor, respondió. No creo que lo que escribo sean poemas de amor. A mi sí me lo parece, me dijo.

No lo pensé dos veces, le pregunté cuál de ellos era el que más le había gustado, ella lo señaló y yo arranqué la hoja y se lo obsequié. Ella sonrió, era bella pero tenía algo de tristeza en su rostro. Al recibir el poema tocó mi mano y pude sentir su latído emocionado.

La noche terminó como terminan las grandes historias de amor: inconclusas. Yo enamorado de ella y ella de mí. Nos despedimos y cada quien continuó con su vida.
La calle estaba mojada, había llovido. Ella estaría bailando pues era su trabajo y yo apresurando el paso para llegar a casa y escribir un poema, pensando en ella.

Thursday, July 29, 2010

Amor a golpe de amor

Jeanny Entra al hotel podrido y ruinoso en un París que parece arruinado. Pide una habitación y una mulata maléfica le toma la mano con toda la intención de no devolvérsela en un buen rato. Le entrega el duplicado de la llave del cuarto. El original de la llave ha desaparecido. Jeanny entra al cuarto y allí está un hombre de 45 años -ella no sabe que tiene 45 años, ni sabe su nombre; jamás lo sabrá. El hombre la mira, se le acerca, la abraza, no se puede decir que la viola porque lo que pasa es con pleno consentimiento de ella.

La historia es una de amor, de esas difíciles. Jeanny es una hermosa chica que parece eso, una chica y no lo que quiere aparentar: una mujer parisina o una prostituta o ambas cosas.

Jeanny no busca un amante, cree hallar un padre; ni una ni otra; encuentra un tipo que recién ha enviudado, lleno de traumas y algo loco. "Pequeña estúpida" es quizá el mejor pirópo que recibe de este hombre que se vuelve la obsesión de Jeanny.

"Si la música es el alimento del amor, que siga sonando". Dice Marlon Brandon casi al final de la película. Pero trístemente para él, la música del amor no sonará más: se ha traicionado a él mismo. Ha confesado a Jeanny que la ama. Es aquí cuando la chica se da cuenta que esto no puede ser, se aterra y le dice que no más, que todo ha terminado, después del tango con el que limpian la duela en la que un concurso de baile se lleva a cabo.

El amor tiene esas cosas.

El cine también las tiene, por eso las hace arte. Aderezado con la música compuesta por el gran Gato Barbieri.


Last Tango In Paris


Monday, July 26, 2010

Menos violencia y más chachachá

Parece título de libro de avneuras en un país hispanohablante pero no lo es. La violencia desde luego que existe, me refiero al libro. Fue una cosa que se me ocurrió así, de pronto. Quizá una barbaridad si se quiere; de esas con las que gusto de reirme de la realidad. Dudo que mucha gente escuhe chachachá en estos tiempos. Pero prefiero mil veces que en todos lados se escuche chachachá antes que noticias de violencia. No gusto de la violencia, ni del odio. Por desgracia es lo que impera en este país: México, el que habito, en el que nací. Duele ver la patria arruinada, socialmente hablando. Hay los que quieren festejar, hay los que quieren retomar lo que creen les pertenece, hay otros que con su mensaje de odio acusan vez tras vez y dicen que ellos son distintos. Puro odio. Lo malo es que la sociedad se ha dejado llevar por estas cosas. ¿Quiénes ganan? la sociedad no, los ciudadanos no, la gente que todos los días trabaja, no. Ganan los políticos, los criminales. Los ciudadanos siempre pagan los platos rotos.

Por eso digo que menos violencia y más chachachá.

Thursday, July 22, 2010

Enfermarse en jueves

Cosas que pasan cuando se tienen 30 años, se anda en la calle sin sombrilla, en un julio lluvioso y frío en la ciuad invadida por los inconformes de siempre. Nadie me pregunta pero yo digo que me molestan más los inconformes de siempre que esta gripe que me ha agarrado con todo lo que ha podido.

Busco en la red una película que hace mucho ví y que no la he podido encontrar y tristemente me doy cuenta que solo está con doblaje al español y nada menos que por los que hacen el peor doblaje al español...¡los españoles!

Quien me conoce sabe que odio que doblen las películas. Como buen amante del cine las prefiero en su audio original y con subtítulos. Pero que le vamos a hacer. Si no hay de otra.

Para los que no lo saben: la idea de doblar las películas viene de aquel visionario, hombre adelantado a su tiempo, gallego tenía que ser llamado Franciasco Franco. En el franquismo doblaban todas las películas incluso las mexicanas y argentinas que se hacían en ¡español!. ¿No creen señores del Reino de España que ya va siendo hora de que respeten al septimo arte y se desprendan de las migajas de franquismo que aún llevan en la camisa?

Que cosa más patética es por ejemplo escuchar a Superman decir "Oye tío, que cutre está todo esto"

Eliseo Alberto

Los restos de un país
Acentos
Eliseo Alberto

De lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso”, dijo Simón Bolívar. El presidente venezolano Hugo Chávez convocó a 50 especialistas de la Fiscalía General y del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, al mando del profesor José Antonio Llorente, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, y en uso de su desmedido poder ha ordenado la exhumación del Libertador, para aclarar de una vez y por todas “la verdadera causa de su muerte”. El coronel de camisa roja pretende desconocer 180 años de rigurosas investigaciones históricas y científicas. Ahora sospecha que Bolívar fue envenenado con arsénico por los traidores de ayer que, para él, son los mismos de hoy: la oligarquía criolla, el maléfico Estados Unidos y la insidiosa Colombia. Aquellos Judas, tatarabuelos de nuestros tatarabuelos, ¿inventaron una falsa tuberculosis? ¿Por qué negaron una amibiasis? ¿Acaso borraron las huellas de un crimen premeditado? El perspicaz Chávez busca arsénico en tres dientes y unos cuantos cabellos —y sin duda los forenses lo encontrarán.

Paul Auwaerter, director clínico de enfermedades infecciosas de la Universidad Johns Hopkins, piensa que Bolívar pudo haber entrado en contacto con el veneno por automedicación. Envenenamiento no es sinónimo de homicidio. “Las fuentes de arsénico son iatrogénicas (administrado como remedio) y, posiblemente, ambientales Le pueden haber dado repetidas dosis de arsénico, que en la época se recetaba para tratar una variedad de males crónicos (cambios en la piel, malestares gastrointestinales, fiebres, desmayos). En sus últimos años podría haber ingerido arsénico de aguas subterráneas y alimentos”.

La disparatada teoría del asesinato político obsesiona a Chávez desde hace tiempo, y en varias oportunidades la expresó públicamente: “A Bolívar lo asesinaron, lo querían muerto”, aseguró el 17 de diciembre de 2007. La semana pasada dijo: “Yo no me convencí de que murió de tuberculosis porque tres meses antes de morir, Bolívar recorrió no sé cuántos kilómetros hasta Bogotá”. Error. En octubre de 1830, Bolívar estaba en Turbaco, a diez kilómetros de Cartagena. Desde un catre, sin aliento, escribió al general Rafael Urdaneta: Yo he venido aquí un poco malo, atacado de los nervios, de la bilis y del reumatismo. No es creíble el estado en que se encuentra mi naturaleza. Me siento morir. Dios me llama. Tengo que prepararme a darle cuenta, y una cuenta terrible…

Abrieron el féretro, en macabra ceremonia. El hombre que allí reposa pesaba menos de 30 kilos cuando murió a los 47 años, el 17 de diciembre de 1830, en la hacienda San Pedro Alejandrino, cercana a Santa Marta. Lo rodeaban sus fieles soldados. Llevaba días con hipo. Se negaba a seguir el tratamiento. Tosía y tosía. Sus fuerzas se agotaban. Algo presentía. Una semana antes, el 10 de diciembre, dictó su testamento a regañadientes: En nombre de Dios todo Poderoso. Amén. Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia (…) hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad (…) bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental (…) hago, otorgo y ordeno mi Testamento. Testó una mina en Carabobo, la espada de Sucre, algunas deudas y ocho mil pesos para su mayordomo.

Pocas horas después del fallecimiento de Bolívar, su médico de cabecera, el doctor Alejandro Próspero Reverend, dictaminó: “Es fácil reconocer que la enfermedad de que ha muerto era en su principio un catarro pulmonar, que habiendo sido descuidado, pasó al estado crónico, y consecutivamente degeneró en tisis tuberculosa”. El médico Horacio Figueroa Marroquín ha dicho: “¿Cómo podía (Reverend) diagnosticar una amibiasis cuando esta enfermedad no se conocía? ¡Se descubrió en 1875!”. El coronel Arturo Castillo Machez, presidente de la Sociedad Bolivariana, descartó recientemente la tesis del envenenamiento “porque toda la comida que consumía el Libertador era probada antes por su mayordomo José Palacios, quien estuvo con él hasta sus últimos momentos”. Elías Pino Iturrieta, director de la Academia Nacional de Historia, afirma que no hay “ninguna evidencia de la época que indique algo parecido a la existencia de un asesinato o de un hecho de violencia. No queda sino pensar que esta es una manera de que los tontos se ocupen de una muerte de 1830 y no de los desmanes que estamos viviendo en este momento”.

¿Todo para qué? Todo para sumar a Bolívar a la campaña de Chávez rumbo a las elecciones parlamentarias de septiembre. La inflación de Venezuela, en junio, era la más alta de Latinoamérica. El sábado pasado, la prensa contó 50 asesinatos, sólo en la capital. Un anónimo lector de la página Twitter del mandatario le dijo por escrito: “No le muestre al país los restos de Bolívar; muéstrele a Bolívar los restos del país”.