Tuesday, May 22, 2007

América vs Pachuca

América vs Pachuca
Duelo entre los Corleone y los Tatáglia.

El fútbol es la pasión que lo mismo envuelve a los ciudadanos del primer mundo que a los habitantes del tercero. La Europa adinerada y moderna se da el lujo de llenar los estadios incluso entre semana. En cambio los que pertenecemos a la América Latina y pobre no llenamos los estadios ni siquiera en las rondas finales, pero eso sí, los disfrutamos por televisión y aguantamos estoicamente cuanto comercial se le da la gana programar al pulpo mediático. Ambos lados de la moneda gozamos y padecemos por causa de un balón que va de un lado hacia el otro, sin más destino –para nuestro placer- que tocar la red. Por eso bien decía Manuel Vazquez Montalbán que el fútbol es la religión de nuestro tiempo.

Pero al igual que cualquier otra religión, el fútbol ha sido tocado por los intereses de aquellas personas que piensan que la vida no es otra cosa que hacer dinero. El deporte en general se ha convertido en nido de corrupción para desgracia de todos aquellos que vemos en él una manera de desahogarnos.

Voy a poner un ejemplo. Hablaré del caso particular de México. Sucede que hay un equipo llamado América, este equipo es propiedad de la empresa de televisión más importante de habla hispana, Televisa. Durante las décadas del setenta y ochenta del siglo pasado, Televisa acumuló gran poder tanto económico, como político. Gracias a que servía al régimen del PRI. Durante el gobierno priista, Televisa mal informó a la sociedad. Su dueño se dijo “soldado del PRI”. Obviamente, el poder de Televisa alcanzó al fútbol. Curiosamente en aquellos años el América tuvo sus años de gloria.

Este poder alcanzó su nivel máximo en los años 80s, cuando era por todos sabido que este equipo compraba árbitros. Pero este poder no se limitaba a la liga, también existía en los derechos de transmisión de los partidos de la Selección Mexicana.

No fue si no hasta la llegada de Emilio Maurer al frente del fútbol mexicano que las cosas fueron cambiando. Aunque pronto Televisa encontró la manera de retomar el poder. Ahora lo ostenta de una manera más simulada –Tiene la propiedad de tres equipos en la primera división-.

Otro ejemplo de corrupción en el fútbol mexicano, aunque más reciente, lo es el del Club Pachuca. Este equipo durante cien años fue una escuadra más que mediocre. No fu si no hasta el centenario de su fundación que logró un título. La última vez que este Club ascendió a la primera división no tenía un estadio digamos, decente. Pero en tan solo unos años, se hizo del terreno para este sin haber pagado un solo peso, gracias a las oscuras relaciones que el dueño de este equipo sostuvo –y sostiene- con el que fuera Gobernador del Estado de Hidalgo. Así que en tan solo unos años, el Pachuca se hizo de títulos- le ganó dos al Tigres de manera inexplicable-, estadio y lo que ellos llaman “Universidad del fútbol”. El Pachuca al igual que el América ha comprado árbitros. Pero como tiene muy buenas relaciones –y el apoyo de la televisora TV Azteca- nadie les ha podido hacer algo.

Ahora y gracias a dudosos arbitrajes y decisiones de la Federación Mexicana de Fútbol, estos dos equipos se enfrentan en una final de la primera división. Yo no sé que vaya a suceder. No sabría decir quien ganará, si se juega de manera honesta. ¿Me pregunto que sucederá ahora que dos equipos igual de corruptos se enfrentan. Me imagino que todo esto es un enfrentamiento entre dos mafias estilo Sicilia. El América bien podría ser los Corleone y el Pachuca los Tatáglia. Si nos vamos a especular sobre que mafia podría triunfar, yo digo que aunque el Pachuca ha aprendido pronto las mañas aún está muy verde, como para vencer al que es el PRI del fútbol. En este duelo de mafias creo que ganará el América o sea los Corleone. Los Tatáglia son duchos en este tipo de artes, pero creo que los Corleone tienen más experiencia y por qué no, hasta estilo.

Saturday, May 19, 2007

Soy comunista

Soy comunista. Lo soy desde una edad temprana, es decir, aprendí a ser comunista y lo que esto significaba a una edad en la que la mayoría aprende juegos infantiles. Me siento orgulloso de esto, yo no me avergüenzo de serlo, no lo hago como aquellos que antaño se llenaban la boca al presumir que eran más comunistas que Marx y cuando cayó el Muro de Berlín fueron los primeros en saludar la democracia de versión americana. Esto lo aclaro porque sé que seré criticado por la gente que me conoce, la razón, ahora la expongo.

Sucede que en México gobierna la derecha y esto desde luego, no es muy de mi agrado, aunque prefiero que ellos lo hagan y no la falsa izquierda comandada por el Tlatoani intolerante llamado Andrés Manuel López Obrador. Felipe calderón llegó a la presidencia de México y dijo que iba a rebasar por la izquierda, muchos se rieron, otros, consideraron esto como una burla o un desafío al dolido AMLO. Yo dije, está bien, vamos a ver que pasa. ¿Y qué pasó? Pues que Calderón demostró con acciones –pequeñas si se quiere- significativas que tenía quizá más noción de la izquierda que aquellos que presumen de llevar a Juárez en el pecho. Ya lo dije, soy comunista y por lo mismo tengo que ser sincero y reconocer lo que el adversario ideológico ha hecho. Ser comunista no es ser dogmático –contrario a lo que los ignorantes piensan- por eso no podemos negar la verdad.

A mi parecer, una de las cosas más significativas ha sido la de los operativos contra la delincuencia organizada. El Señor Calderón emprendió un camino que no se atrevieron ni los últimos sexenios priistas, ni el rancherito Fox. Si estos operativos tendrán el éxito que se requiere creo que eso es algo difícil de vaticinar. Pero creo que atreverse a hacerlo es digno de mérito. Calderón se ha distinguido porque hasta ahora no le ha mentido a la gente, ha dicho que no será fácil, que costará vidas, muchas quizá. Ya hacía falta que alguien hablara con honestidad.

Pero es aquí donde los que en México se dicen lo únicos con la altura moral de ser considerados de izquierda –aunque si ellos realmente lo fueran, para los que nos decimos sería una vergüenza. Se rasgan las vestiduras. Dicen que el ejército no debe de combatir a la delincuencia organizada. Está bien, cualquiera puede dar su opinión, pero ya que se la pasan criticando, que nos digan quien carajos lo va a hacer, porque en México, al menos en este momento, no existe otra institución con la capacidad, la disciplina y los recursos tanto humanos, como técnicos, para hacerlo.

Acá sucede algo muy curioso, llamamos ejército represor a aquel que ayuda cuando suceden desastres naturales; llamamos asesinos a aquellos soldados que hasta hace unos días, ganaban un sueldo muy bajo y no obstante, brindan ayuda y comida a la gente que así lo requiere. Este ejército “represor” en nada se parece al argentino de lo años de la dictadura de Videla en Argentina o al de Chile de Pinochet. De hecho, ni siquiera se parece a la policía antimotines que reprendió con lujo de violencia las manifestaciones de estudiantes de secundaria, es decir a niños y adolescentes en Santiago de Chile. Sí, en ese Chile de economía boyante y de gobierno socialista. Que lástima que ante esas escenas de violencia injustificable los seguidores del Mesías AMLO, no hayan emitido comentario alguno. Bueno, se entiende de ellos, pues aún están en el razonamiento de cómo fue que les arrebataron el triunfo.

En los últimos días me entero de que la Comisión Nacional de Derechos Humanos está investigando, pues al parecer, fueron violadas 4 mujeres por elementos del ejército en un Pueblo donde se realizaron los operativos. Leo en Milenio que se maneja la teoría de que todo fue orquestado por el narco, que a estas mujeres se les pagó para que dijeran eso. La verdad, esto no me extraña. Existen Pueblos en México que su economía depende de dos ramas: La inmigración y el narcotráfico. Luego entonces, si el ejército sitia y patrulla una población en que la mitad de sus habitantes subsisten gracias al negocio de la droga, quiere decir que la economía de esta población está en peligro. Lo mismo sucede en las favelas brasileñas. Cuando la policía entra a buscar droga, las favelas se convierten en un campo de batalla donde los habitantes de éstas tienen que defender a los que les brindan dinero y hasta cierto punto seguridad. Es por eso que hay que hacer lo posible por echar al “incómodo” o sea al ejército.

Desde luego que no descarto que se pueda dar el caso de que esto sea verdad, es decir, que sí hayan sido violadas estas mujeres por elementos militares. Digo, hay que tomar en cuenta que en gran mayoría, la tropa está integrada por gente con mínima instrucción académica o que se guía por usos y costumbres distintos a los de la sociedad moderna, por llamarla de algún modo. Hay pueblos en el Estado de Chiapas en los que el Padre cambia a la hija por dos cajas de Pepsi-Cola y a nadie en la población le espanta esto.

Considero que esto debe de ser tratado en su justa dimensión. Si el hecho es real, que se castigue a los responsables, pero que no se generalice. Que no se diga se use esto con fines políticos o mezquinos. Es importante esto, pues más allá de la ideología que nos distinga, como ciudadanos necesitamos vivir en paz y el Estado tiene la obligación de garantizarnos un País libre y seguro. Si no es así, quiere decir que los más de cien millones que habitamos este territorio, no somos capaces de construir una Nación.

Wednesday, May 16, 2007

Comentando el software...

Es un nuevo espacio que se ha abierto y en el que podrás enterarte sobre las novedades del software de última generación y en especial el de diseño grafico. Aquí también podrás hallar tutoriales, consejos e información sobre como sacar el máximo provecho a programas como Photoshop, Flash, y muchos más.

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Friday, May 11, 2007

Una lección de pragmatismo político

Lenin en su tiempo los nombraba oportunistas, ellos se hacían llamar reformistas, los de ahora se hacen llamar socialdemócratas, los comunistas los llaman "la izquierda perfumada". Los de ahora y los de este país se nombran socialdemócratas y se auspician en algo que se llama Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina (espero que los campesinos no les ensucien el traje) se dicen muy distintos a los políticos y a los partidos tradicionales de estos. Sin embargo sucede que hay algo que los hace ver como son realmente. Hace unos días la fracción parlamentaria de Alternativa estuvo apunto de desaparecer ya que uno de sus Diputados alegaba diferencias irreconciliables con su dirección y decidió irse al PAN. Como Alternativa Socialdemócrata ya no cumplía el mínimo de integrantes que exige la ley para poder ser un Grupo Parlamentario estuvo a punto de perder las prerrogativas, así que había que hacer hasta lo imposible por no dejar ir este dinero. La acción fue digna de las concertaciones que tan bien emplea el PRI. Alternativa operó para hacerse de uno de los Diputados del PT -de ideología Maoista, desde luego muy distante de los socialdemócratas-. Así que Alternativa se queda con su Fracción Parlamentaria y con las prerrogativas, por supuesto.

Así que los socialdemócratas de Alternativa nos dan un ejemplo de rectitud política, de principios y de ética. Nos dicen con sus acciones que ante todo está "la chuleta" como se dice vulgarmente. Por desgracia, con esto demuestran que están muy lejos de ser esa opción que tanto presumían en campaña.

Yo me pregunto con qué pagarán los muchachos de la izquierda "light" el favor, digo, nada es gratis y en la política menos.

Lenin los llamaba oportunistas. Que sabio era Lenin

Tuesday, May 08, 2007

La nostalgia

La nosatalgia

Dedicado a la memoria de Guillermo Cabrera Infante, a mi Abuela, a mi hermano y a mi padre.

Dice mi Madre que para mi edad no debería de ser tan nostálgico. Esto es algo que yo no entiendo. Sin embargo no me atrevo a preguntarle que es a lo que se refiere con “no tan nostálgico”. Prefiero confiar en su sabiduría e interpretarlo como que quizá la nostalgia no va muy bien con mi edad. Tengo 27 años, bien es cierto que un niño no soy, pero tampoco un anciano. Sucede que en estos días se me han venido ciertas cosas a la mente que han hecho que yo sienta en mí ser algunas dosis de nostalgia. Confieso que he vivido fue el título de un libro de poemas que no recuerdo si es de Neruda o de Gonzalo Rojas, pero resume bien lo que quiero decir; confieso que he vivido y tanto en pocos años y ese tanto ahora me hace que beba nostalgia.

Recuerdo los cines de barrio que había por toda la ciudad. Eran maravillosos, grandes, alfombrados y sobre todo, baratos. Cualquier niño de vecindad de quinto patio podía ir por lo menos tres veces por semana a ver la película que quisiera. No como ahora que es prácticamente imposible que una familia popular vaya al cine por lo menos una vez al mes. Hace días en un telediario –debí decir noticiario, se me olvidaba que de este lado del mundo así se le conoce- un tipo que al parecer fue educado en colegios religiosos puesto que se la pasa defendiendo a los que se oponen al aborto, dijo que los cines de antaño eran la “cosa más horrible que el recuerda”. Yo me tomaba mi té para la úlcera gástrica mientras esperaba ser informado por ese programa, cuando escuché a este hombrecito –no mide más de 1.60- decir una de las cosas más estúpidas que yo recuerdo. El tipo basaba su argumento en que en las dulcerías de estos cines no se vendía otra cosa más que gaznates y palomitas. Esto es una vil mentira, pues además se vendían pasitas con chocolate, refrescos, helados y muchas cosas más. El hombrecito decía que los gaznates estaban duros, lo cual a mi no me consta pues en todos los años que fui al cine nunca me tocó uno duro o rancio.

Debo de confesar que lo que dijo este tipo me molestó mucho. Cierto que en la dictablanda priista la gran mayoría de las cosas estaban mal, eso nadie los discute. Pero los cines de barrio eran parte de las opciones que la gente tenía para entretenerse. Ahora estamos igual de jodidos que antes o más, pero sucede que en este tiempo ya no tenemos cines de barrio ni teatros ni trenes ni todo eso que le servía a la gente que no podía pagar mucho. Como se podrán dar cuenta, aún tengo mucho coraje. Aquel día tuve ganas de estrellar el televisor contra la pared. Medité durante unos segundos y comprendía que el aparato no tenía la culpa de lo que decía el tipo ese así que cambié de canal y listo. También debo de confesar que tengo ganas de romperle la cara a este señor, así que si lo veo por la calle tengan la seguridad que lo haré.

No fueron pocas las tardes de mi niñez y adolescencia las que pasé sentado en una butaca que me quedaba grande, esperando con ansiedad que las luces se apagaran para ver el programa doble que casi siempre incluía una película nacional y una extranjera. En esas grandes salas nació mi pasión por las cámaras, por la fotografía y la imagen. Estoy seguro que en esas salas también nació el poeta que ahora soy. Por eso no puedo negar la molestia que me provocan los comentarios de tipos que no comprenden lo que para muchos como yo significó contar con salas de cine regadas por toda la ciudad a un precio irrisorio.

Hoy que ya debo de beber té para que la úlcera gástrica se quede quieta. Hoy que ya no soy un niño ni un adolescente, debo de alguna manera conformarme con lo que la nostalgia quiera otorgarme. Quizá porque su propósito no sea alimentarme para mantenerme vivo, si no tirarme migajas de recuerdos de lo que me hizo ser feliz, para no morir.