Friday, March 24, 2006

Dos cosas...

No sé a quien le aprendí esto de ser antiamericanista y antipriista, pero que dicha de haberlo hecho. Desde la adolescencia era mi costumbre decir que el Pri y el Club de futbol América eran la misma cosa. Más de uno me miraba extrañado, la razón: o le iban al América o simpatizaban con el Partido Revolucionario Institucional -que de Revolucionario no tiene más que el nombre-. O peor aún: eran afines a ambos. Cuando a alguien se le ocurría la peregrina idea de preguntarme por qué ese odio declarado, yo simplemente respondía: Son la misma cosa.
Y no es más que la verdad. El Pri gobernó -si es que se le puede llamar así- durante setenta años este país gracias a las marrullerías, la compra de votos, la manipulación, el tan mexicano mapachismo y demás linduras. El América -cuyo mote de “equipo más odidado de México” se ha ganado a pulso- de igual manera ha obtenido la mayoría de sus títulos gracías a la compra de arbitros y de partidos. Si no lo creen, nada más lean un poco de la historia del futbol mexicano, en especial cuando Carlitos Reynoso tuvo que ver con esta institución. Ahora que si quieren más, bueno, sólo vuelvan a ver los clavados del señor Blanco o la final Necaxa-América de hace unos años.
Cómo pueden ver el parecido es más que evidente. Carlos Reynoso no tiene que envidiar nada a Manuel Bartlet. Tampoco el señor Blanco a Roberto Madrazo.
Parece increible pero jugador que llega al América se vuelve mañoso, presumido, petulante y demás adjetivos. En el caso del Pri, creo que no hay más que decir, salvo que es la maquinaria cradora de fraudes electorales más impresionante que la humanidad haya conocido.
A los dos hay algo que los distingue y que los hace aún más iguales: el inmenso cinismo con el que defienden “sus triunfos”.

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